Bolivia es uno de los destinos más desconocidos de Sudamérica y, aunque el turismo crece tímidamente año a año, lo cierto es que se trata de uno de los países menos visitados de su área geográfica. Sin embargo, a la belleza de sus recursos naturales -una de las razones que anima al visitante a recorrerlo- hay que añadir la existencia de 300 sitios arqueológicos, además de iglesias coloniales y misiones jesuíticas del siglo XVIII declaradas Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO, así como de ciudades coloniales, como Sucre y Potosí, que también ostentan el título de Patrimonio de la Humanidad.

Han pasado casi tres años desde la última vez que nos viésemos/leyésemos por aquí. Lo primero pediros disculpas por el largo periodo de silencio, en el que, aunque no hemos escrito tanto como nos hubiese gustado, no hemos parado de viajar, leer mucho y preparar nuevas rutas para todos vosotros. Prometemos repara el “daño causado” a base de buenas historias viajeras con las que, desde hoy, iremos reactivando este espacio.

“Señor, le digo que yo vengo estos días preguntando a mucha gente y si tengo que decir cuál va a ser el resultado le diría que gana el NO”. Aquel taxista de Bogotá me mandó, dos días antes de la votación, otra señal de alarma sobre el desenlace del plebiscito, que apenas unos días antes yo daba por un mero trámite. Había llegado el lunes a Colombia justo para ver por televisión la histórica firma del acuerdo de paz en Cartagena. Después mi recorrido por varias entidades públicas me confirmaba que la institucionalidad de Bogotá apoyaba el SÍ, en muchos casos desde la emoción, era un momento importante y todos le apostaban al reto. Al mismo tiempo la maquinaria de comunicación del Estado reforzaba la transcendencia histórica de los días que vivía el país y transmitía la certeza de que el proceso estaba en marcha.